La primera vez que le comenté a mi mujer que mi mayor fantasía era verla con otros hombres, se rió y se lo tomó a broma.
NO, no era una broma
La segunda vez, se puso algo
más seria y me soltó esa frase que seguro le sonará a alguno, “tu lo que
quieres es acostarte también con otras mujeres”
NO, no era lo que quería, mi fantasía es exclusivamente con ella.
La tercera vez… se enfadó. Entonces salió con eso tan típico
de “si eso es lo que deseas, es que no me quieres”
NO, ella volvía a equivocarse.
Claro que la quiero y mucho, pero como explicarle a tu pareja, que se pone tan
a la defensiva, el porqué quieres que esa fantasía llegue a hacerse realidad.
Así que intenté exponérselo de
la mejor manera posible.
Mi fantasía es un coctel de
sentimientos, Hay que mezclar unas dosis de excitación, morbo, placer, pero
también nervios, miedo y celos.
Si, celos, una pizquita, una
gotita nada más en esa coctelera, creo
que es el ingrediente clave.
No soy una persona celosa, ni
mucho menos, pero pensar a mi mujer follando con otro hombre me produce además
de mucho placer y excitación, un pequeño nudo en el estomago producido por ese
puntito de celos.
Y esos celos vienen por el
amor. Si no la quisiese no me pondría celoso, no tendría esa sensación tan
extraña y maravillosa a la vez.
Porque veamos, he visto a
otras parejas follando, en internet, en pelis… pero el sentimiento no es el
mismo. Me puedo imaginar haciendo un trío con otra chica y sí, me puedo poner
cachondo y excitarme, pero NO, no es lo que siento cuando fantaseo con ella.
Y así se lo he dicho y se lo
he explicado, que la quiero y que por
eso, esa fantasía me produce tanto placer, porque si no la quisiera si no me
importase nada, al imaginármela gozando con otras pollas, no me excitaría nada.
Y que para ella sería todo el
placer físico, y para mi quedaría un placer mucho más psíquico.
Y que quiero y deseo probar
ese coctel.
Después de hablar todo esto
con ella, ha entendido mis sentimientos, sabe que si lo deseo es por eso,
porque la quiero, sino el morbo no sería ni siquiera la décima parte. Y ya no
piensa que soy un enfermo, solo que mis fantasías son un poco raritas (aunque
yo le insisto que no tanto).
Por supuesto, aún no está
decidida a que esto llegue a ser realidad, pero cada paso adelante es un avance importante.
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