Hacía mucho tiempo que no me
pasaba por el blog, primero fueron problemas técnicos que me impidieron
publicar, una vez arreglados, estuve liado con temas personales y luego ya fue
cosa de la vagancia. Realmente no tenía nada nuevo que contar. Mi vida sigue
adelante con mi familia pero en este tema que me ocupa no había ninguna
novedad.
Ya he comentado que mi mujer
tiene las cartas sobre la mesa, que sabe de mis deseos y fantasías, y como en ningún
momento quise presionarla ni ser pesado con el tema, había decidido no sacarlo.
Pero el fin de semana pasado
ha vuelto a la luz.
El Viernes por la noche
estábamos acostados y hablando de cosas intrascendentes salió el tema de las
fantasías y de como ella aún no entendía ciertas cosas, pero cuando estaba
dispuesto a volver a explicarle todos mis sentimientos, se disculpó diciendo
que estaba muy cansada y dijo que ya volveríamos
a la conversación al día siguiente.
Es cierto que ya era tarde y
que había sido un día largo, pero pensé que no era más que una excusa para
olvidar de nuevo el tema.
Pasó el sábado y yo no pensé
en el tema. Por la noche salimos a cenar y tomar algo. Cuando regresamos y nos
acostamos, ella me abrazó y me sorprendió diciéndome que teníamos una
conversación pendiente de la noche anterior.
De nuevo me hizo las preguntas
típicas, que si de verdad deseaba esa fantasía, que era lo que ponía de la misma,
que si era porque no la quería, que si no sentiría celos, que como me gustaría
que fuese…. La novedad del tema es que era ella la que llevaba la conversación,
por primera vez ella preguntaba y quería saber más cosas, no era yo la que
estaba echando un discurso como queriéndola obligar a algo. De verdad estaba
interesada.
Esa mínima rendija de morbo
que abría en su cerebro para mí era muy importante realmente.
Por supuesto me puse muy
cachondo, ella también quería guerra así que acabamos teniendo un bonito sexo
en la que le decía que se imaginase que yo no era yo y que intentase romper un
poco sus cadenas y tabúes en este tema.
Cuando acabamos, charlamos un
poco de cosas intrascendentes y luego quedamos un instante en silencio.
Entonces le pregunté en que
estaba pensando
y su contestación fue;
que una vez
que tenía tan claro que yo
deseaba esa situación de ser “cornudo”, estaba pensando con quien podría
acostarse.
Vale. Solo es una frase, unas
palabras, pero no sabéis que alegría me han dado, por primera vez veo que ella
puede que esté pensando en esta fantasía como algo que podría ser una realidad
en un futuro, aún con todas sus dudas que tiene y muchas, creo que se ha dado
cuenta de que puede ser algo real y posible.
Al día siguiente yo estaba muy
contento por este hecho, desde luego no lo disimulaba y ella aún bromeo un par
de veces con el tema, también me sorprendió positivamente que lo volviese a
sacar abiertamente y fuera del ambiente
morboso y caliente de una conversación desnudos en la cama.
El lunes, día de trabajo,
apenas nos vimos. Yo aún seguía de subidón por el pequeño avance del fin de
semana, pensando si de verdad este morbo y deseo también estaba creciendo en su interior.
Por la noche nos acostamos y
me preguntó que si de verdad estaba tan cariñoso con ella por lo que me había
dicho el fin de semana, yo le contesté que sí, y ella me dijo que aún no lo
entendía del todo, que no acaba de encajar con estas ideas pero que se alegraba
de tratar estos temas tan libremente.
Me volvió a hacer algunas
preguntas, a demostrarme sus inquietudes y a confesarme sus dudas, pero que se
alegraba (aunque a corto plazo no entraba en sus planes) de tener un marido tan
consentidor que le daba esa libertad para acostarse con quien quisiera.
Acabamos follando con tantas
ganas como si llevásemos dos meses sin hacerlo.
Es un mínimo avance pero llevo
tres días que no puedo sacarme la sonrisa de la cara